En todas las empresas se ha dado la situación en la que un empleado con un amplio recorrido en la compañía, la abandona, bien por jubilación, por traslado, por cambio de departamento… O simplemente ese empleado promociona a un puesto con un cargo superior.

¿Por qué regalar una escultura?

Como comentábamos en el apartado anterior, todos hemos conocido a ese compañero que abandona la compañía o incluso ese jefe que decide jubilarse llegado el momento.

Más allá de la típica placa conmemorativa, los packs de vino, los relojes, etc… existe una amplia gama de regalos para estas ocasiones, pero qué mejor regalo que una escultura personalizada, un regalo que le recordará un amplia etapa de su vida, o incluso, la compañía para la que ha invertido y trabajado durante la mayor parte de su vida, la cuál conservará pero desde un tercer plano.